Esta entrada va dedicada al lugar que me ha cambiado la vida por completo...
Cuando yo era pequeña mis padres compraron una casita antigua en un pueblo llamado Coripe. Yo nunca quería ir allí porque era pequeña y no sabía lo que me esperaba que sino siempre hubiera querido estar allí.
Los años fueron pasando y fui conociendo cada día un poco más a la que hoy es mi mejor amiga. Nos veíamos cada fin de semana o casi todos. Jugábamos a las barbies o con los muñecos, inventábamos nuestra propia casa, peinábamos a las muñecas e incluso nos montábamos en un coche pequeño y nos empujábamos la una a la otra. Al ir creciendo fuimos comprendiendo el significado de nuestra amistad y hoy en día no podemos vivir la una sin la otra. Nos conocemos tan perfectamente que a veces nos hablamos con la mirada. Años después conocí a una prima suya que ahora también es mi mejor amiga. Sin ellas no puedo vivir. Son mi cajón de secretos, mi guía, mis psicólogas. Simplemente, lo mejor de mi vida. Me encantaría que cuando fuéramos viejitas siguiéramos juntas y paseáramos por Coripe cada una con su bastón.
También tengo amigos allí y los quiero muchísimo aunque ellos no lo crean. Me encanta cuando estamos todos juntos que aunque somos pocos pasamos muy buenos momentos. Echo de menos esas fiestecillas que nos pegábamos unos meses atrás, pero ahora con que estemos todos juntos me conformo. Espero no perderlos nunca porque ahora son una gran parte de mi vida.
Me encanta ir a Coripe, me encanta pasear por sus calles o sentarme en un banco y observar toda la sierra de alrrededor. Hay veces que ni salgo a la calle y me quedo en el sofá con mi amiga pero me siento tan agusto allí... La gente me dice que cómo puede gustarme aquello que es tan chico, que tiene cuatro calles, que no hay ná... Pues me gusta, le pese a quien le pese, porque me da igual las calles, el tamaño y lo que digan, lo que me importa es mi gente y el ambiente de tranquilidad que se respira.
Lo he pensado muchas veces y realmente si yo no hubiera conocido aquello mi vida sería totalmente distinta, siempre estaría encerrada en esta ciudad, no conocería la tranquilidad de los findes de semana en un pueblo, de la buena gente y por supuesto no habría conocido a mis dos mejores amigas y a esos buenos amigos.
Espero seguir yendo allí toda mi vida y no separarme nunca de ningún amig@ y mucho menos de ellas.
El destino es lo mejor que me ha podido dar a conocer.
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